Víctima de la dicha
sufrí una transformación:
hasta la música tiene un sabor distinto
cuando tu imagen se le une,
el cuerpo se me estremece
a veces cálido y otras frío,
la sorpresa seguía buscandome,
hasta que un asombro elegantemente ufano
terminó por encontrarme.
El recuerdo no me persigue,
me acompaña:
tus dedos deslizándose muy lento
sobre mi tela desnuda,
las palabras que colocaste
dentro mío...
hasta la misma ternura
se hubiera derretido entre tus manos.
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