martes, noviembre 05, 2013

Hace algunas noches
vi otra dimensión de tu faz,
radiante, de ojos brillantes y lejanos en pensamiento,
había en ellos alguna incredulidad.

Desde el inicio 
nos acariciamos fingiendo aroma,
cuando lo que despedíamos era Intención pura;
se advertía el hambre desde nuestra respiración.

En ninguna exhalación
permití que tu perfume se desprendiera de mi,
lo escondí en el único lugar seguro,
y ahí, dentro la piel,
vi alojarse a más de 3 partículas tuyas;
de las que volvieron fuera
saboree hasta el último roce
que pasó por mi nariz.

Ígnea es la danza que se demora,
la promesa de acercarnos
des-vestidos para la ocasión.

Hace tanto tiempo 
que no compartía una espera..
había olvidado el gusto por lo lento,
ir al encuentro de una cadencia propia,
e inventarse un nuevo ritmo para dos.

A manos atadas 
me desquició tu cercanía,
tu manera de enunciar comer
me sigue derritiendo el oído.

Esa noche te quise,
pero nunca como quieren todos
con sus ganas de cuerda y atar,
te quise como una tesitura en mis notas,
que al consultarla en el tiempo
me volverá a guiñar felicidad y estupor.

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