Una pasión tan obscena
no desembocaría jamás en otro,
si nuestros rasgos
fueran aún infantiles.
Madurar, estar listo,
es saberse un animal educado
y abandonar por completo
toda esa palabrería.
Madurar..
es ver las piernas de tu poseído
y no desear otra cosa
que violentar su núcleo.
Madurar es el retorno animal,
su goce, su disfrute,
volver a sentirnos la piel
justo cuando estamos dentro de otro.
Madurar, es probar poco a poco
la putrefacción que nos aniquilará indiscutiblemente,
convertidos en fieles amantes de esos momentáneos decesos,
rindiendo orgullosos pleitesía a la malicia.
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