órgano aún invaluable que aplasta a los demás,
chirrido de miedo que desconoce al destino,
gusto del ocio malsano, cobrador de vida.
Vírgen de fuego que merodea a su hijo,
curso mortal que escapatoria no tiene, ni tendría.
Gusano quemado, no quemador,
que yace por donde alguna vez
adelantó el paso arrastrándose.
Jugo de vida que se exprimió por completo,
invitado, obligado a invitar,
víctima igual que yo.
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