Ya no me importaría perder la vista,
puesto que cuando
mis ojos te conocieron,
supe que no habría
nada más que anhelaran ver.
En realidad hubiera preferido
vivir en tinieblas
después de conocerte,
y así poder presumir
que fuiste lo último que conocí;
y vivir en tu recuerdo
siempre, siempre,
y cuando alguien citara al amor,
a la ilusión, al corazón,
a la belleza o a lo divino
traerte a mi mente y volverte a ver.
Quisiera perder la vista del mundo
y vivir en tinieblas,
siendo tu recuerdo mi única luz...
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